lunes, 27 de junio de 2011

Dios es inconciente.

Porque la verdadera fórmula del ateísmo no es Dios ha muerto -pese a fundar el origen de la función del padre en su asesinato, Freud protege al padre-, la verdadera fórmula del ateísmo es: Dios es inconsciente. El despertar nos muestra el despuntar de la consciencia del sujeto en la representación de lo sucedido: enojoso accidente de la realidad, ante el cual sólo queda buscar remediarlo -Pero qué era ese accidente cuando todos duermen, tanto quien quiso descansar un poco, como quien no pudo mantenerse en vela, y también aquel, de quién sin duda no faltó algún bien intencionado que dijera: parece estar dormido, cuando sólo sabemos una cosa, y es que en ese mundo sumido en el sueño, sólo su voz se hizo oír: Padre, ¿acaso no ves que ardo?. La frase misma es una tea -por sí sola prende a lo que toca, y no vemos lo que quema, porque la llama nos encandila ante el hecho de que el fuego alcanza lo Unterlegt, lo Untertragen, lo real. Esto es lo que nos lleva a reconocer en esa frase del sueño arrancada al Padre en su sufrimiento, el reverso de lo que será, cuando esté despierto, su conciencia y a preguntarnos cual es, en el sueño, el correlato de la representación. La pregunta resulta aún más llamativa porque, en este caso, vemos el sueño verdaderamente como reverso de la representación -esa es la imaginería del sueño, y es una ocasión para nosotros de subrayar en él aquello que Freud, cuando habla del inconsciente, designa como lo que lo determina esencialmente -el Vorstellungsrepräsentanz.

Lacan, seminario 11-Los cuatro conceptos. Pag. 48

1 comentario:

  1. noelia bernstein2 de julio de 2011, 5:34

    DIOS ES EL GRAN OTRO, para el ateismo "encarnado" en significantes diferentes, aun asi cuando se cuestiona la palabra "del padre"..nos invade como aquel padre de la horda hizo con sus descendientes

    ResponderEliminar