martes, 20 de diciembre de 2011

Tres primeras clases del 2012


Programa del curso para Interior
Enseñanza de los fundamentos de nuestra práctica

Ejes teóricos y articuladores clínicos

Sábado 14 de abril.: El método psicoanalítico
    * El psicoanálisis, la psiquiatria y la psicología.
    * Entrevistas preliminares y demanda de análisis.
       El lugar del analista: In treatment, comentario y debate.


Sábado 12 de mayo: Práctica de la dificultad. La transferencia: motor y obstáculo.

    * El inconsciente y la repetición.
    * La transferencia y el amor
     

Sábado 9 de junio:” Lo sexual” para el psicoanálisis

    * El trauma
    * La pulsión
    * El deseo.
    * El placer y su más allá: el goce.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Para la primera clase de 2012: El método psicoanalítico

    1903 [1904]
            EL singular método psicoterápico practicado por Freud y conocido con el nombre de psicoanálisis tiene su punto de partida en el procedimiento «catártico», cuya descripción nos han hecho J. Breuer y el mismo Freud en la obra por ellos publicada bajo el título de Estudios sobre la histeria (1895). La terapia catártica era un descubrimiento de Breuer, que había obtenido con ella diez años antes, la curación de una histérica, en cuyo tratamiento llegó además a vislumbrar la patogénesis de los síntomas que la enferma presentaba. Siguiendo una indicación personal de Breuer, se decidió luego Freud a ensayar de nuevo el método y lo aplicó a un mayor número de pacientes.
            EL procedimiento catártico tenía como premisa que el paciente fuera hipnotizable y reposaba en la ampliación del campo de la consciencia durante la hipnosis. Tendía a la supresión de los síntomas y la conseguía retrotrayendo al paciente al estado psíquico en el cual había surgido cada uno de ellos por vez primera. Emergían entonces en el hipnotizado recuerdos, ideas e impulsos ausentes hasta entonces de su consciencia, y una vez que el sujeto comunicaba al médico, entre intensas manifestaciones afectivas, tales procesos anímicos, quedaban vencidos los síntomas y evitada su reaparición. Breuer y Freud explicaban en su obra este proceso, repetidamente comprobado, alegando que el síntoma representaba una sustitución de procesos psíquicos que no habían podido llegar a la consciencia, o sea una transformación («conversión») de tales procesos, y atribuían la eficacia terapéutica de su procedimiento a la derivación del afecto concomitante a los actos psíquicos retenidos, afecto que había quedado detenido en su curso normal y como «represado». Pero este sencillo esquema de la intervención terapéutica se complicaba en casi todos los casos, pues resultaba que en la génesis del síntoma no participaba una única impresión («traumática»), sino generalmente toda una serie de ellas.
            El carácter principal del método catártico, que lo diferencia de todos los demás procedimientos psicoterápicos, reside, pues, en que su eficacia terapéutica no depende de una sugestión prohibitiva del médico. Por el contrario, espera que los síntomas desaparezcan espontáneamente en cuanto la intervención médica basada en ciertas hipótesis sobre el mecanismo psíquico, haya conseguido dar a los procesos anímicos un curso distinto al que venían siguiendo y que condujo a la producción de síntomas.
            Las modificaciones introducidas por Freud en el procedimiento catártico de Breuer fueron en un principio meramente técnicas; pero al traer consigo nuevos resultados, acabaron por imponer una concepción distinta, aunque no contradictoria, de la labor terapéutica.
            Si el método catártico había renunciado a la sugestión, Freud avanzó un paso más y renunció también a la hipnosis. Actualmente trata a sus enfermos sin someterlos a influencia ninguna personal, haciéndoles adoptar simplemente una postura cómoda sobre un diván y situándose él a su espalda, fuera del alcance de su vista. No les pide tampoco que cierren los ojos, y evita todo contacto, así como cualquier otro manejo que pudiera recordar la hipnosis. Una tal sesión transcurre, pues, como un diálogo entre dos personas igualmente dueñas de sí, una de las cuales evita simplemente todo esfuerzo muscular y toda impresión sensorial que pudiera distraerla y perturbar la concentración de su atención sobre su propia actividad anímica.
            Como la posibilidad de hipnotizar a una persona no depende tan sólo de la mayor o menor destreza del médico, sino sobre todo de la personalidad del sujeto, existiendo muchos pacientes neuróticos a los que no hay modo de sumir en la hipnosis, la renuncia al hipnotismo hacía posible la aplicación del procedimiento a un número ilimitado de enfermos. Pero, por otro lado, suprimía aquella ampliación del campo de la consciencia que había suministrado precisamente al médico el material psíquico de representaciones y recuerdos con cuyo auxilio se conseguía transformar los síntomas y liberar los afectos. Así, pues, para mantener la eficacia terapéutica del tratamiento era preciso hallar algo que sustituyese a la hipnosis.
            Freud halló tal sustitución, plenamente suficiente, en las ocurrencias espontáneas de los pacientes, esto es, en aquellas asociaciones involuntarias que suelen surgir habitualmente en la trayectoria de un proceso mental determinado, siendo apartadas por el sujeto, que no ve en ellas sino una perturbación del curso de sus pensamientos. Para apoderarse de estas ocurrencias, Freud invita a sus pacientes a comunicarle todo aquello que acuda a su pensamiento, aunque lo juzgue secundario, impertinente o incoherente. Pero, sobre todo, les exige que no excluyan de la comunicación ninguna idea ni ocurrencia ninguna por parecerles vergonzosa o penosa su confesión. En su labor de reunir este material de ideas espontáneas, al que generalmente no se concede atención ninguna, realizó Freud observaciones fundamentales luego para su teoría. Ya en el relato de su historial patológico revelaban los enfermos ciertas lagunas de su memoria: un olvido de hechos reales, una confusión de las circunstancias de tiempo o un relajamiento de las relaciones causales, que hacía incomprensibles los efectos. No hay ningún historial patológico neurótico en el que no aparezca alguna de estas formas de la amnesia. Pero cuando se apremia al sujeto para que llene estas lagunas de su memoria por miedo de un esfuerzo de atención, se observa que intenta rechazar, con todo género de críticas, las asociaciones entonces emergentes, y acaba por sentir una molestia directa cuando por fin surge el recuerdo buscado. De esta experiencia deduce Freud que las amnesias son el resultado de un proceso al que da el nombre de represión y cuyo motivo ve en sensaciones displacientes. En la resistencia que se opone a la reconstitución del recuerdo cree vislumbrar las fuerzas psíquicas que produjeron la represión.
            El factor «resistencia» ha llegado a ser luego uno de los fundamentos de su teoría. En las ocurrencias espontáneas, generalmente desatendidas, ve ramificaciones de los productos psíquicos reprimidos (ideas e impulsos) o deformaciones impuestas a los mismos por la resistencia que se opone a su reproducción.
            Cuanto más intensa sea la resistencia, tanto mayor será esta deformación. En esta relación de las ocurrencias inintencionadas con el material psíquico reprimido reposa su valor para la técnica terapéutica. Si poseemos un procedimiento que hace posible llegar a lo reprimido partiendo de las ocurrencias y deducir de las deformaciones lo deformado, podremos hacer también asequible a la consciencia, sin recurrir al hipnotismo, lo que antes era inconsciente en la vida anímica.
            Freud ha fundado en estas bases un arte de interpretación al que corresponde la función de extraer del mineral representado por las ocurrencias involuntarias el metal de ideas reprimidas en ellas contenidas. Objeto de esta interpretación no son sólo las ocurrencias del enfermo, sino también sus sueños, los cuales facilitan un acceso directo al conocimiento de lo inconsciente, sus actos involuntarios y casuales (actos sintomáticos) y los errores de su vida cotidiana (equivocaciones orales, extravío de objetos, etc.). Los detalles de este arte de interpretación o traducción no han sido aún publicados por Freud. Trátase, según sus indicaciones, de una serie de reglas empíricamente deducidas para extraer, de las ocurrencias, el material psíquico, indicaciones sobre el sentido que ha de darse a una ausencia o cesación de tales ocurrencias en el enfermo, y experiencia sobre las principales resistencias típicas que se presentan en el curso de tal tratamiento. Una extensa obra publicada por Freud en 1900 con el título de Interpretación de los sueños, representa ya el primer paso de tal introducción a la técnica psicoanalítica.
            De estas indicaciones sobre la técnica del método psicoanalítico podría deducirse que su inventor se ha impuesto un esfuerzo superfluo y ha obrado equivocadamente al abandonar el procedimiento hipnótico, mucho menos complicado. Pero, en primer lugar, el ejercicio de la técnica psicoanalítica, una vez aprendida ésta, es mucho menos difícil de lo que por descripción parece, y en segundo, no existe ningún otro camino que conduzca al fin propuesto, y por tanto, el camino más penoso es, de todos modos, el más corto. La hipnosis encubre la resistencia; oculta así, a los ojos del médico, el funcionamiento de las fuerzas psíquicas. Pero no vence la resistencia, sino que se limita a eludirla, y de este modo sólo procura datos incompletos y éxitos pasajeros.
            La labor que el método psicoanalítico tiende a llevar a cabo puede expresarse en diversas fórmulas, equivalentes todas en el fondo. Puede decirse que el fin del tratamiento es suprimir las amnesias. Una vez cegadas todas las lagunas de la memoria y aclarados todos los misteriosos afectos de la vida psíquica, se hace imposible la persistencia de la enfermedad e incluso todo nuevo brote de la misma. Puede decirse también que el fin perseguido es el de destruir todas las represiones, pues el estado psíquico resultante es el mismo que el obtenido una vez resueltas todas las amnesias. Empleando una fórmula más amplia; puede decirse también que se trata de hacer accesible a la consciencia lo inconsciente, lo cual se logra con el vencimiento de la resistencia. Pero no debe olvidarse en todo esto que semejante estado ideal no existe tampoco en el hombre normal y que sólo raras veces se hace posible Ilevar tan lejos el tratamiento. Del mismo modo que entre la salud y la enfermedad no existe una frontera definida y sólo prácticamente podemos establecerla, el tratamiento no podrá proponerse otro fin que la curación del enfermo, el restablecimiento de su capacidad de trabajo y de goce. Cuando el tratamiento no ha sido suficientemente prolongado o no ha alcanzado éxito suficiente, se consigue, por lo menos, un importante alivio del estado psíquico general, aunque los síntomas continúen subsistiendo, aminorada siempre su importancia para el sujeto y sin hacer de él un enfermo.
            EI procedimiento terapéutico es, con pequeñas modificaciones, el mismo para todos los cuadros sintomáticos de las múltiples formas de la histeria y para todas las formas de la neurosis obsesiva. Pero su empleo no es, desde luego, ilimitado. La naturaleza del método psicoanalítico crea indicaciones y contraindicaciones, tanto por lo que se refiere a las personas a las cuales ha de aplicarse el tratamiento como el cuadro patológico. Los casos más favorables para su aplicación son los de psiconeurosis crónica, con síntomas poco violentos y peligrosos, esto es, en primer lugar, todas las formas de neurosis obsesivas, ideas o actos obsesivos, aquellas histerias en las que desempeñan un papel principal las fobias y las abulias, y, por último, todas las formas somáticas de la histeria, en tanto no impongan al médico, como en la anorexia, la necesidad de hacer desaparecer rápidamente el síntoma. En los casos agudos de histeria habrá de esperarse la aparición de una fase más tranquila, y en aquellos en los cuales predomina el agotamiento nervioso, deberá evitarse un tratamiento que exige por sí mismo un cierto esfuerzo, no realiza sino muy lentos progresos y tiene que prescindir durante algún tiempo de la subsistencia de los síntomas.
            Para que el tratamiento tenga amplias probabilidades de éxito, debe también reunir el sujeto determinadas condiciones. En primer lugar, debe ser capaz de un estado psíquico normal, pues en períodos de confusión mental o de depresión melancólica no es posible intentar nada, ni siquiera en los casos de histeria. Deberá poseer asimismo un cierto grado de inteligencia natural y un cierto nivel ético. Con las personas de escaso valor pierde pronto el médico el interés que le capacita para ahondar en la vida anímica del enfermo. Las deformaciones graves del carácter y los rasgos de una constitución verdaderamente degenerada se hacen sentir durante el tratamiento como fuentes de resistencias apenas superables. La constitución pone, pues, en esta medida un límite a la eficacia de la Psicoterapia. También una edad próxima a los cincuenta años crea condiciones desfavorables para el psicoanálisis. La acumulación de material psíquico dificulta ya su manejo, el tiempo necesario para el restablecimiento resulta demasiado largo y la facultad de dar un nuevo curso a los procesos psíquicos comienza a paralizarse.
            No obstante estas restricciones, el número de personas a quienes puede aplicarse el método psicoanalítico es extraordinariamente amplio, y muy considerable también, según las afirmaciones de Freud, la extensión de nuestro poder terapéutico. Freud señala como duración del tratamiento un período muy amplio, de seis meses a tres años; pero hace constar que por diversas circunstancias, fácilmente adivinables, sólo ha podido probarlo en casos muy graves, en enfermos muy antiguos, llegados ya a una plena incapacidad funcional, que se han visto defraudados por todos los demás tratamientos y acuden, como último recurso, al discutido método psicoanalítico. En casos menos graves, la duración del tratamiento habría de ser mucho menor y se alcanzaría una mayor garantía de curación para el porvenir.»

    lunes, 7 de noviembre de 2011

    Mi Familia - Trailer

    Jornada de cierre del ciclo 2011, sábado 12 de noviembre, APA.

     
    Sábado, 12 de noviembre · 9:00 - 14:00  
    APA | Asociación Psicoanalítica Argentina   
    Hay otras formas de hacer una familia? ¿Debe el psicoanálisis "pronunciarse"? El concepto de padre biológico no es acaso un oxímoron? Si la homoparentalidad suscita tantas preguntas es porque rompe el triángulo tradicional padre-madre-hijo que constituye el modelo familiar de nuestras sociedades occidentales. Pero, aunque rara vez se aborde el tema, también se debe a que prolonga los debates que suscitan la fecundación asistida y la "pluriparentalidad" al invitarnos a reflexionar sobre nuevas concepciones de la filiación.
    Con la participación de Mercedes Amado, Federico Aberastury, y Patricia Latosinsky. Debate sobre el film "Mi familia" (Kids are all right) 2009. Coordinación Alicia Killner. Lunch de cierre del año.
    Para inscribirse mandar mail a apainterior@apa.org.ar

    martes, 11 de octubre de 2011

    Plan de la clase de Alicia Hendel para el sábado 15 de octubre


    -¿Por qué dice Freud que el camino de la niña hacia su feminidad, no va más allá de la sustitución de la madre y de la actitud femenina hacia el padre?
    -¿Cómo encuentra la mujer su deseo por el hombre?
    -Función materna y paterna en el acceso a la feminidad.

    Para Freud la ligazón tierna de la niña con la madre la predispone a la aceptación de su rol femenino, situación que atenúa seguramente, el impacto del descubrimiento de la diferencias de sexos y la castración entendida como carencia de pene en la mujer, lo que la impulsa a separarse de la madre con resentimiento y desilusión. Ahora se le impone a la niña la necesidad de abandonar su primer objeto de amor: la madre, para dirigirse hacia el padre.
    Se hace necesario distinguir entre castración imaginaria y simbólica para no dejar la asunción sexual de una mujer en un lugar de insuficiencia.
    Para Lacán la función de una madre es "alojar al sujeto en un deseo particularizado, aunque más no sea por la vías de sus propias carencias".  El amor como modo de amortiguar el impacto de la castración.
    Para Freud el lugar del padre en la niña es de promesa y frustración. La niña va a buscar el ansiado falo en un hijo del padre que nunca llegará, pero toma al padre también como objeto de amor y Freud señala que, si esta vía se malogra, la niña se aferrará aún más al deseo de falo lo que acentuará su identificación masculina.
    ¿Qué relación podemos establecer entre esta ligazón de amor con el,padre y una de las frases en que Lacán define la función paterna donde esta "consiste en trasmitir el deseo en la Ley"?
    La mujer "es sin tenerlo" dice Lacán, siguiendo el planteo freudiano de la sexuación femenina en relación al símbolo fálico pero colocando la carencia de falo no como un menos.

    Bibliografía

    -"El sepultamiento del complejo de Edipo". S. Freud
    -"Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica entre los sexos". S Freud.
    -"La feminidad". S. Freud
    -"Dos notas sobre el niño". Intervenciones y textos. J Lacan. Ed Manantial
    -"Las psicosis" El seminario III. La pregunta histérica. J. Lacan. Ed Paidos
    -"La transferencia" El seminario VIII; cap. XVII. J. Lacan. Ed Paidos
    -"La significación del falo". Escritos II. J. Lacan
    -Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina". Escritos II. J. Lacan.

    sábado, 8 de octubre de 2011

    Jornada abierta sábado 15 de octubre: Histeria y sexualidad femenina, el amor del padre y la pregunta por lo femenino.



    Liliana Denicola tomará el tema: Consecuencias de la posición femenina de la mujer y la posición femenina del varón


    Coordinan: Ana Cello, Mercedes Amado y María Pacheco.

    viernes, 30 de septiembre de 2011

    Jornada abierta de octubre: Histeria y sexualidad femenina, el amor del padre y la pregunta por lo femenino.




    Sábado, 15 de octubre · 9:00 - 14:30
    Lugar
    Rodríguez Peña 1674



    El padre de Dora, el padre de Isabel de R.
    Posición femenina en el amor. El amor como fenómeno.
    Sábado 15 de octubre de 9 a 15 en APA. Rodríguez Peña 1674.
    Comentario fílmico: se tomará el capítulo "Una idea Vogue" de Sex and the City.
    Participan: Dra. Denicola, Lic. Hendel. Dr.Adolfo Benjamín, Dr de Soldati.

    Inscribirse mandando un mail a apainterior@apa.org.ar

    lunes, 29 de agosto de 2011

    La falta del padre

    Toxicomanías, y otros problemas con (de) la ley


        1   .Dr. Atila Rodríguez :Lo relativo a la ética y la ley.
                                           Lo permitido y lo prohibido.
                                            Apólogos kantianos


        Jaques Lacan: Sem 7 La ética: de la ley moral
        S. FREUD. Totem y Tabú
    .


    2    Dr. Marcelo Toyos:
    La dialéctica del goce tóxico: entre la ruptura y la alienación

    Bibliografía:

    1.- S. Freud.   TOTEM Y TABÚ. OC tomo XIII, especialmente apartados III y IV
    2.- J. Lacan.   RSI (inédito), especialmente clase del 11/2/75
    3.- E. Laurent TRES OBSERVACIONES SOBRE LA TOXICOMANÍA en "Sujeto, goce y modernidad. Tomo II", Atuel, BsAs, 1994, págs. 15-28
    4.- NM Toyos  MARCAR EL PASO Ponencia en el 3er. Conegreso Internacional de Investigación en Psicoanálisis, Derecho y Cs.
    Sociales (Sgo del Estero, junio 2011). Publicado en la web:
    https://sites.google.com/a/fundpsicsigmundfreud.org/trabajos-3er-congreso/ <https://sites.google.com/a/fundpsicsigmundfreud.org/trabajos-3er-congreso/

    Comentario fílmico: Lic. Laura Trotta: Dr. House, temporada 7, capítulo 15

    miércoles, 10 de agosto de 2011

    domingo, 17 de julio de 2011

    lunes, 11 de julio de 2011

    Próxima jornada 13 de agosto de 2011

    Locura, delirio, paranoia. Nombres de la psicosis y del padre.


    9 hs. Introducción a la clínica psicoanalítica de la psicosis a cargo de Isabel Dujovne y Alicia Killner
    10 30 hs. Una lectura del padre en Schreber. El Padre en la Psicosis. José Milmanienne
      Bibliografía :
    Freud, Sigmund: Observaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia autobiográficamente descrito. Biblioteca Nueva Madrid 1948 Tomo II Pág.752
    Lacan, Jacques: El Seminario .Libro ...III, Las psicosis, Paidós, Barcelona 1984. 
    Maleval, Jean-Claude: La forclusión del Nombre del Padre, Paidós Bs. As. 2002
    Milmaniene, José: La ética del sujeto, Biblos, Bs. As. 2008, capítulo 2
    ----: El lugar del sujeto, Biblos, Bs. As 2007 capítulos 7 y 9
    ----: Clínica de la diferencia, Biblos Bs. As. 2010 capítulos 3 y 5
    13 hs Comentario fílmico a cargo  de Jorge Catelli.

    jueves, 30 de junio de 2011

    Crímenes y Pecados

    miércoles, 29 de junio de 2011

    Próxima jornada del 2 de julio

    Lógicas del padre y de Dios.
    Paternidad, filiación y función de lo religioso.

    Coordinación general: Alicia Killner

    Docentes invitados: Julio Rusconi, Leonardo Peskin.

    Bibliografía:

    S. Freud.  Moisés y la religión monoteísta, 1934, Amorrortu, vol XXIII
    L. Peskin: "Los orígenes del sujeto y su lugar en la clínica psicoanalítica”  . Paidós.
    los capítulos 2 y 3  
    2) Edipo, el Padre
    3) Más allá del Padre

    Lecturas  optativas:
      S. Freud:  Introducción del  narcisismo
                      Pulsiones y  destino de  pulsión
                      Lo  inconsciente
                      Tótem y tabú     
               J. Lacan: Transmisión y Talmud  en Lacan oral

     Diego Luparello:  Comentario fílmico de "Crímenes y pecados", Woody Allen (Crimes and Misdemeanors) 1989.

    Coordinan: Alicia Hendel, Atila Rodríguez, María A. Pacheco

    Actividad abierta y gratuita, bono voluntario de 15 pesos.
    Horario de comienzo 9 hs
    Finaliza 15 hs
    Rodríguez Peña 1674 C.A.B.A

    lunes, 27 de junio de 2011

    Dios es inconciente.

    Porque la verdadera fórmula del ateísmo no es Dios ha muerto -pese a fundar el origen de la función del padre en su asesinato, Freud protege al padre-, la verdadera fórmula del ateísmo es: Dios es inconsciente. El despertar nos muestra el despuntar de la consciencia del sujeto en la representación de lo sucedido: enojoso accidente de la realidad, ante el cual sólo queda buscar remediarlo -Pero qué era ese accidente cuando todos duermen, tanto quien quiso descansar un poco, como quien no pudo mantenerse en vela, y también aquel, de quién sin duda no faltó algún bien intencionado que dijera: parece estar dormido, cuando sólo sabemos una cosa, y es que en ese mundo sumido en el sueño, sólo su voz se hizo oír: Padre, ¿acaso no ves que ardo?. La frase misma es una tea -por sí sola prende a lo que toca, y no vemos lo que quema, porque la llama nos encandila ante el hecho de que el fuego alcanza lo Unterlegt, lo Untertragen, lo real. Esto es lo que nos lleva a reconocer en esa frase del sueño arrancada al Padre en su sufrimiento, el reverso de lo que será, cuando esté despierto, su conciencia y a preguntarnos cual es, en el sueño, el correlato de la representación. La pregunta resulta aún más llamativa porque, en este caso, vemos el sueño verdaderamente como reverso de la representación -esa es la imaginería del sueño, y es una ocasión para nosotros de subrayar en él aquello que Freud, cuando habla del inconsciente, designa como lo que lo determina esencialmente -el Vorstellungsrepräsentanz.

    Lacan, seminario 11-Los cuatro conceptos. Pag. 48

    miércoles, 22 de junio de 2011

    Sábado 25 en La Plata, seminario X La angustia

    Clases 22 y 23


    Cuenta el mito que Apolo quiso competir con Eros en el arte de lanzar flechas. Eros, molesto por la arrogancia de Apolo, ideó vengarse de él y para ello le arrojó una flecha de oro, que causaba un amor inmediato a quien hiriere. También hirió a la ninfa Dafne con una flecha de plomo, que causaba el rechazo amoroso. Así que cuando Apolo vio un día a Dafne se sintió herido de amor y se lanzó en su persecución. Pero Dafne, que sufría el efecto contrario, huyó de él. Y la ninfa corrió y corrió hasta que agotada pidió ayuda a su padre, el río Peneo, el cual determinó convertir a Dafne en laurel. Cuando Apolo alcanzó a Dafne, ésta iniciaba la transformación: su cuerpo se cubrió de dura corteza, sus pies fueron raíces que se hincaban en el suelo y su cabello se llenó de hojas. Apolo se abrazó al árbol y se echó a llorar. Y dijo: «Puesto que no puedes ser mi mujer, serás mi árbol predilecto y tus hojas, siempre verdes, coronarán las cabezas de las gentes en señal de victoria».
    La transformación la relata Ovidio en el poema Las metamorfosis. Este mito ilustra el origen de uno de los símbolos típicos del dios, la corona de laurel.

    martes, 21 de junio de 2011

    Pequeña nota sobre el seminario X, referida a dios y el sujeto.

    El el final del seminario, allí donde para ilustrar alguna cuestión sobre el objeto a Lacan da cuenta del deseo del obsesivo, se "va un poco por las ramas" y pide disculpas por ello, para poner sobre el tapete qué es un ateo, qué es verdaderamente un ateo. Cito entonces: "Me refiero al ateísmo concebido como la negación de la dimensión de una presencia de la omnipotencia en el fondo del mundo".
    El ateo, aquí se refiere Lacan a una tragedia isabelina, no es quien niega a Dios en su función de omnipotencia, si que es quien se afirma como alguien que no sirve a ningún dios.
    Referencia a una relación de estructura inevitable de un sujeto a un dios al que no debe, exactamente, estar sujeto.

    martes, 31 de mayo de 2011

    Temas y bibliografía


    Sábado 11 de junio – 9 A 15 horas

    EL PADRE EN PSICOANÁLISIS
    Declinación de la figura del padre y sus efectos en la clínica

    Declinación del Padre
    Docente: Dr. Carlos Basch
    Coordinador: Dr. Raul Neumann

    Bibliografía:
    Freud S.: Un caso de Neurosis Obsesiva (El hombre de las ratas)
    Capítulo G: El complejo paterno y la solución de la idea de las ratas
    Lacan J.: (se tocarán algunos puntos)
    La metáfora del sujeto (escritos)
    Subversión del sujeto (escritos)
    Seminario X – La Angustia – Clase 18

    Las múltiples representaciones del padre
    Docente: Dr. Héctor Cothros
    Coordinadora: Lic. Ana Cello de Pando

    Bibliografía:
    Totem y Tabú
    El tabú de la virginidad
    El Yo y el Ello
    Moisés y la religión monoteísta
    Grande es Diana Efesia


    Se proyectarán fragmentos de "Los Simpson" con comentarios a cargo de la Lic. Cecilia Moia
    Coordinadora: Psic. María de las Mercedes Amado de Zaffore



    miércoles, 25 de mayo de 2011

    Próxima jornada del 11 de junio: Declinación de la figura del padre y sus efectos en la clínica.

    ¿Qué ocurrió entre estas dos representaciones del padre? ¿Es pertinente esa pregunta?

    El tema de la jornada de junio será "Declinación de la figura del padre y sus efectos en la clínica".
    Dictado por Héctor Cothros, Carlos Basch y con el comentario cinematográfico de una edición de fragmentos de "Los Simpson" a cargo de Cecilia Moia.
    En la semana que viene publicaremos la bibliografía

    jacques lacan reinventar el psicoanalisis PARTE 1

    Clase del 14 de mayo, a cargo de Isabel Dujovne


    Puntuación de la clase “Las paradojas del superyó”.

    Esta clase se enmarca en dos enunciados freudianos clásicos:
    “El superyó es el heredero del Complejo de Edipo” y “Así como el padre debes ser, así como el padre no te está permitido ser”.
    De los mismos se desprenden lecturas diversas sobre el lugar del superyó en la estructura del sujeto y por consiguiente en la dirección de la cura y en el fin de análisis.
    Edipo y Hamlet. Dos posiciones en relación al saber y la culpa ¿De qué es culpable Hamlet?
    Sueño: “El padre estaba muerto pero no lo sabía”. Su significado infantil vinculado a la culpa edípica.
    El  “deseo de muerte del padre” no es un anhelo sino un hecho de estructura que se corresponde con que el Complejo de Edipo “se va al fundamento”.
    El superyó como enunciado discordante. Su lectura en el síntoma a partir del caso clínico de Lacan publicado en el Seminario I, capítulo XV. Se trata de un enunciado de la ley que la propia ley ignora y que vuelve al sujeto en forma repetitiva empujándolo al goce.
    El superyó  ordena gozar .
    La tragedia y la comedia como maneras de bordear lo impronunciable del padre.
    El humor como una forma privilegiada de creación ex nihilo ante la caída del Otro.
    La indulgencia: Sueño “se ruega cerrar un ojo, se ruega cerrar los ojos”.

    jueves, 28 de abril de 2011

    Plan de clase, 14 de mayo 9 hs



    1° parte: El superyó como heredero del complejo de Edipo
                   Dra. Isabel Dujovne
                   Coordinadora : Lic. Alicia Hendel
    2° parte: No sin el padre..pero más allá de él”
                   Dr. Oscar Paulucci
                   Coordina : Lic. Cecilia Fernandez Gil  
    3° parte: Comentario de la película “Muerte en un funeral" a cargo de la Lic Gabriela  Piaccuadio
                    

    miércoles, 20 de abril de 2011

    El humor, Freud

    EN mi trabajo de 1905 sobre El chiste y su relación con lo inconsciente sólo consideré el humor desde el punto de vista meramente económico, pues a la sazón me importaba revelar la fuente del placer que despierta el humor, y creo haber demostrado que reside en el ahorro del despliegue afectivo.
    El proceso humorístico puede llevarse a cabo de doble manera: ya sea en una sola persona, que adopta ella misma la actitud humorosa, mientras el papel de la segunda se limita al de mero espectador divertido; ya entre dos personas, de las cuales una no tiene la menor parte activa en el proceso humorístico, siendo aprovechada por la segunda como objeto de su consideración humorística. Detengámonos en el más crudo de los ejemplos. Si el reo conducido un lunes a la horca exclama: «¡Linda manera de empezar la semana!», entonces él mismo despliega el humor, el proceso humorístico se agota en su persona y evidentemente le produce cierta satisfacción. A mí, al espectador sin parte ni interés, me toca en cierto modo un efecto a distancia de la producción humorística del reo; quizá de manera análoga que él perciba el beneficio placentero del humor.
    Se da el segundo caso, por ejemplo, cuando un poeta o narrador nos describe con humor la conducta de personas reales o imaginarias. No es preciso que estas personas exhiban a su vez humor alguno: la actitud humorística concierne exclusivamente a quien las toma como objetos; también aquí, como en el caso precedente, el lector o auditor es mero partícipe del placer que causa el humor. Abreviando, cabe decir, pues, que la actitud humorística -cualquiera que sea su contenido- puede dirigirse contra la propia o ajenas personas; también cabe aceptar que proporciona un beneficio placentero a quien la adopta y un análogo placer corresponde también al espectador sin parte alguna en la trama.
    Para comprender la génesis del placer humorístico lo mejor es considerar el proceso que se opera en el oyente ante quien otra persona despliega su humor. Aquél ve a ésta en una situación cuyas características le permiten anticipar que producirá las manifestaciones de algún afecto: se enojará, se lamentará, expresará dolor, susto, terror, quizá aun desesperación, y el espectador-oyente se dispone a seguirla, a evocar en sí las mismas emociones. Pero esta disposición afectiva es defraudada, pues el otro no expresa emoción alguna, sino que hace un chiste.

    En el oyente surge así del despliegue afectivo ahorrado el placer humorístico.
    Hasta aquí todo es fácil, pero no tardamos en decirnos que es el proceso desarrollado en el otro, en el «humorista», el que merece mayor atención. Sin duda, la esencia del humor consiste en que uno se ahorra los afectos que la respectiva situación hubiese provocado normalmente eludiendo mediante un chiste la posibilidad de semejante despliegue emocional. En este sentido el proceso del humorista debe coincidir con el del oyente, o más bien dicho, el proceso de éste debe ser una copia del que ocurre en aquél. Pero, ¿cómo logra alcanzar al humorista esa actitud psíquica que le torna superflua la descarga afectiva? ¿Qué sucede en él, dinámicamente, durante la «actitud humorística»? Evidentemente, habremos de buscar la solución del problema en el propio humorista, pues en el oyente sólo podremos hallar un eco, una copia, de ese proceso desconocido.
    Es hora de que nos familiaricemos con algunas características del humor. No sólo tiene éste algo liberante, como el chiste y lo cómico, sino también algo grandioso y exaltante, rasgos que no se encuentran en las otras dos formas de obtener placer mediante una actividad intelectual. Lo grandioso reside, a todas luces, en el triunfo del narcisismo, en la victoriosa confirmación de la invulnerabilidad del yo. El yo rehúsa dejarse ofender y precipitar al sufrimiento por los influjos de la realidad; se empecina en que no pueden afectarlo los traumas del mundo exterior; más aún: demuestra que sólo le representan motivos de placer. Este último rasgo es absolutamente esencial para el humor. Supongamos que el reo conducido al cadalso en día lunes hubiese dicho: «Todo esto no me importa. ¿Qué más da si cuelgan a un tipo como yo? Por eso no se vendrá abajo el mundo.» Entonces deberíamos juzgar que este discurso, si bien expresa una magnífica superación de la situación real, si bien es sabio y justificado, no traduce ni pizca de humor y hasta se basa en una apreciación de la realidad que es directamente opuesta a la del humor. El humor no es resignado, sino rebelde; no sólo significa el triunfo del yo, sino también del principio del placer, que en el humor logra triunfar sobre la adversidad de las circunstancias reales.
    Estos dos últimos rasgos -el repudio de las exigencias de la realidad y la imposición del principio del placer- aproxima el humor a los procesos regresivos o reaccionarios que tanto nos ocupan en la psicopatología.

    martes, 19 de abril de 2011

    Bibliografía para el 14 de mayo en este link

    http://docs.google.com/viewer?a=v&q=cache:KTYxIsrkyGYJ:www.librosgratisweb.com/pdf/freud-sigmund/un-trastorno-de-la-memoria-en-la-acropolis.pdf+un+trastorno+de+memoria+en+ña+acrópolis&hl=es&pid=bl&srcid=ADGEESiz6J4IVVAlH0RUrUym4eiQblWtq6QE8eLtoAUKdwCAzEavxfna7F1UAN5MfL-Y-olfN2TtEEnyTC2VMxPpX6Nium8jxUItwfySQ6fyY-GXdx7XwHLvAIaIKexO_JwyGsuI_I-s&sig=AHIEtbRc4HuS-bJAP72dct_FPBHNh0I3dQ

    miércoles, 13 de abril de 2011

    Jornada del sábado 14 de mayo, 9 hs.

    Programa de la Jornada

    El superyó como heredero del Complejo de Edipo.
     
    La paradoja del superyó:" así como el padre debes ser, así como el padre no te está permitido ser" 
    Dra Isabel Dujovne

    Bibliografía: Freud S. "El malestar en la cultura". Capítulo 7.
                                     "El humor"
    Lacan J. :Hamlet:un caso clínico. En Lacan oral. Xavier Bóveda ediciones.


    No sin el padre pero... más allá de él.
    Dr. Oscar Paulucci
    Bibliografía:Freud S.:"Un trastorno de la memoria en la Acrópolis"
    Lacan J.: Del mito a la estructura. Seminario XVII. Capítulo 8. Ed. Paidós.


    Fragmentos del film Muerte en un funeral, versión inglesa de 2007.

    9 de abril


    martes, 12 de abril de 2011

    Texto para la clase del 14 de mayo


    Sueño “El padre estaba muerto pero no lo sabía”.

    Un hombre, que cuidó de su padre durante su larga y cruel enfermedad letal, informa que en los meses que siguieron a su muerte soñó repetidas veces: “El padre estaba de nuevo con vida y hablaba con el como solía. Pero él se sentía en extremo adolorido por el hecho de que el padre estuviese muerto, solo que no sabía”. Ningún otro camino nos lleva a la comprensión de este sueño, que parece absurdo, si no es el de agregar “según el deseo del soñante” o “a causa de su deseo” a las palabras “que el padre estuviese muerto”, y el añadir “que él (el soñante) lo deseaba” a las últimas palabras. El pensamiento onírico reza entonces: era para él un doliente recuerdo el haber tenido que desearle la muerte a su padre (como liberación) cuando aún vivía, y cuán espantoso habría sido que el padre lo sospechase. Se trata, pues, de los autorreproches que siguen a la muerte de un deudo querido, y aquí ese reproche se remonta hasta el significado infantil del deseo de muerte contra el padre.
     Sigmund Freud: Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico. 1911.
    ED. Amorrortu. Tomo XII. Página 230.

    domingo, 10 de abril de 2011

    Comentario sobre el film Volver al futuro, presentado por María A. Pacheco y Maximiliano Martínez Donaire

    Volver al futuro: la historia puede cambiar

    La película propone en tono de ciencia ficción la posibilidad de reescribir la propia historia, cuestión que de algún modo se emparenta con la tarea analítica; en efecto, pensamos que de eso se trata un análisis, de ir y venir, desde un presente hacia un pasado ficticio pero no menos real, y en ese mismo movimiento “la historia va a cambiar.” Tanto allí como aquí, en el film como en el análisis, la historia que ha de ser rescrita no es cualquiera, sino justamente aquella que da cuenta del posicionamiento del sujeto en el Edipo, y específicamente, las vicisitudes de la función padre. Y para que esto sea posible es necesario subvertir la temporalidad, entrelazando pasado, presente y futuro, ya sea usando una máquina para viajar en el tiempo, o bien sirviéndose de la transferencia.
    Ahora bien, ¿de qué nos está hablando el personaje? el protagonista nos deja traslucir que de lo que se trata es de embellecer al padre para que no caiga, enaltecerlo. Si el padre cae, él se desvanece; si el padre cae, el protagonista queda atrapado en la belleza materna. Pero ¿será suficiente el enaltecimiento del padre para romper el espejismo edípico?

    Pasamos ahora a comentar las escenas recortadas en función de la temática propuesta para este encuentro.

    En una de las primeras escenas, el protagonista, Marty, es confrontado con la cuestión de que el legado del apellido paterno lo ubica en un lugar devaluado, impotente, incapaz para alcanzar algún tipo de éxito o logro: “ningún Mc Fly fue gran cosa en la historia de Hill Valley”. A partir de allí él se hace eco de esa voz de su padre que resuena en su interior inhibiéndolo, e identificándose con un “padre vago”. Nos resulta interesante intercalar aquí, la cuestión de la culpa que puede sentir un hijo por superar al padre, tal como lo señala Freud en “Una perturbación del recuerdo en la Acróplis”:

    “Parece como si lo esencial en el éxito fuera haber llegado más lejos que el padre, y como si continuara prohibido querer sobrepasar al padre”

    Pero volviendo al film, allí aparece también otra voz, la de Doc, que empuja en otra dirección. Este profesor algo sabe, y haciendo semblante de papá le dice “eres bueno si te lo propones.” (o “el que trabaja todo lo puede”). Doc representa un lugar de habilitación y apuesta al deseo.

    Siguiendo las escenas de aparición de un padre caído, aparece un padre burlado, humillado y denigrado por Biff, personaje bravucón y psicopático. George se somete a los abusos de Biff, ante la mirada de su hijo, e incluso se mantiene pasivo cuando éste es insultado por aquel. Es un padre que no se la juega por su hijo ni lo defiende: es un padre que va de perdedor. Qué peor imagen paterna para un hijo que aquella en la que el padre agacha la cabeza, y cuánto más, cuando de lo que se trata es de defender la exogamia (dado que en esa escena Marty se quedaba sin auto para salir con su novia). Tanto en el presente como en el pasado McFly padre es burlado y humillado. Marty le reclama a su padre que por qué no responde y éste le dice “Tienes razón hijo, no puedo enfrentarme con él”, o bien, “son más fuertes que yo”. Esta escena nos recuerda al recuerdo freudiano de humillación de un padre, más bien de su propio padre. De paseo con su padre, éste le dice: “Siendo yo muchacho, me paseaba por las calles del pueblo donde tú naciste, un sábado; llevaba un lindo traje con un gorro de pieles nuevo sobre la cabeza. Vino entonces un cristiano y de un golpe me quitó el gorro y lo arrojó al barro exclamando: ¡Judío, bájate de la acera!- ¿Y tú qué hiciste?-  Me bajé de la calle y recogí el gorro, fue la resignada respuesta. Esto no me pareció heroico de parte del hombre grande que me llevaba a mí pequeño de la mano.”

    Volviendo al film, luego se observa una cena familiar, donde la madre recuerda el inicio de la relación con su marido, en un tono añorante por las pasiones vividas, y esperando que éste la acompañe con su mirada en ese recuerdo… sin embargo él ni la escucha ni la mira, absorbido por la TV; padre que sigue vacilando, desdibujado, en su lugar del hombre de una mujer. En palabras de Philippe Julien:

    “El niño tiene un padre real, en la medida que este hombre es el que ha hecho de una mujer, de ésta que yo llamo mamá, la causa de su deseo y el objeto de su goce”

    Sin embargo… la historia puede cambiar. Se produce un crimen, el padre científico es asesinado y de repente… “el pasado”, la tragedia edípica cobra vida.

    Freud, en los escritos técnicos proponía una serie de “Consejos”  que a él le resultaban útiles para los tratamientos. Es así que les solía decir a sus pacientes que mientras durara el tratamiento no convenía hacer grandes cambios en su vida, al estilo de cambiar de trabajo, casarse… Ya de lleno en el pasado, Doc aconseja: “No debes hablar con nadie ni ver a nadie.” Consejo tardío ya que Marty estaba totalmente zambullido en la trama edípica como personaje principal.

    Marty se entromete entre sus padres, dado que en el momento en que estaban éstos destinados a conocerse, hace su síntoma: intenta salvar al padre, pero tomando su lugar frente a la madre. Veamos cómo se da el comienzo de la escena edípica. El hijo durmiendo y su madre admirando su belleza; su madre embelesada por él. Es en ese punto donde se cambia el destino. El hijo tomando el lugar del padre para seducir a la madre. Pero desde los inicios Marty intenta escapar a esa tragedia. Si no sale de  ese lugar, desaparece. Es así que en el momento en que la madre se le acerca para acariciarlo sensualmente, éste se cae (¿marea?). El mareo caída como sacudida frente a lo incestuoso. Aquí se mezclan los dramas de Edipo y Hamlet. La madre, como en Edipo, “no sabe” que es su hijo, y por ende se entrega a desearlo y seducirlo sin velos, se enamora de él.  Marty, como Hamlet, sí “sabe”, y de allí su confusión, su tormento, sus dudas, atolladero del que solo podrá salir con la ayuda del Doc, padre simbólico para él… o lugar del analista en la transferencia para nosotros. 
    El protagonista se descubre, entre la fascinación y el horror, tomado como objeto de deseo de su madre; y el padre, lejos de venir a reclamar su lugar, claudica, resignado.  A partir de allí se desata el drama edípico: Marty comprende que si no logra que entre el padre en escena y lo reemplace como objeto de deseo de la madre, él no llegará a ser, se desvanecerá de la existencia, figura que metaforiza el ser tomado como objeto pleno de deseo del Otro
    Y entonces… la historia empieza a cambiar. El hijo empieza a construirse un padre, cuestión que ya señalara Freud en “El Moisés y la Religión monoteísta”:

    “(…) esta  vuelta de la madre al padre define además un triunfo de la espiritualidad sobre la sensualidad, o sea, un progreso de la cultura pues la maternidad es demostrada por el testimonio de los sentidos mientras que la paternidad es un supuesto edificado sobre una razón y una premisa.”

    Marty empieza a levantar a ese padre caído, pieza por pieza; va moldeándolo, dándole forma, consistencia; busca darle coraje, confianza; va armando un padre a quien la madre pueda amar; un padre Ideal. En palabras de Philippe Julien:

    “[El hijo] fomenta, forja, una imagen paterna de alta estatura, de fuerte estatus, de bella estatua. Se vuelve hacia esa imagen digna de ser admirada y la sustenta con tal o cual rasgo proveniente de un hombre hermoso, fuerte, viril (…) El fin buscado es que un padre haga de contrapeso al deseo de la madre”.

    Otro punto interesante a destacar es el diálogo entre padre e hijo que se genera en el comedor del colegio. El hijo descubre un aspecto valioso pero escondido, oculto del padre: la escritura. El padre escribe historias pero no las da a ver. Viraje interesante ya que luego, en el futuro éste deviene exitoso por ser un gran escritor. Es así que en la reescritura de su propia historia paralelamente se reinscribe algo de lo valioso del padre que enorgullece y lo enaltece.

    Ahora bien, retomando una pregunta que nos hacíamos al principio, no basta solo con enaltecer al padre para romper el espejismo edípico. Se necesita una madre que le de lugar a ese padre, y un padre que mire a esa madre. Ya en la “novela familiar” Freud nos habla de que la madre es certísima y el padre incierto. Creemos que esta frase puede conectarse muy bien con la cuestión del padre simbólico. Padre es aquel que ocupa un lugar simbólico. Aquel que señala la madre y aquel que a su vez desea a esta madre por sobre otra cosa.

    De algún modo, esto es lo que va figurando la película, cómo hacer para que esta madre desee a este padre. Y en este punto, el protagonista se vale de un legado simbólico, proveniente de Doc: “eres bueno si te lo propones…”, legado que Marty le dice a su padre, convocándolo a una posición deseante.

    La escena crucial se aproxima. Marty forja un plan que expresa la paradoja sintomática en la que se encuentra: entre lo conciente y lo inconsciente; puesto que por un lado, buscará que su padre intervenga en la escena dual y convoque a la madre; pero para logar esto, el hijo tendrá primero que abordarla eróticamente, “propasarse con ella”. Y de hecho, no es el hijo quien pone el límite en la escena, sino la madre, al percibir lo incestuoso. De este modo, se abre en ella el espacio para un deseo más allá del hijo.

    Y en efecto, de entre los escombros de humillaciones y sometimientos, emerge finalmente un padre; un padre que toma coraje, un padre que no renuncia a su deseo; que logra enfrentarse al rival y conquistar a la mujer. Y así, una trompada cambia la historia, acto que pone fin al sometimiento y libera al hijo de la seducción materna.  

    Nos preguntábamos por qué en la selección de la escenas no aparece tanto la presencia de Doc. Doc es asesinado y es así que permite a Marty revisar su pasado. Al volver este asesinato se evita. Esta cuestión nos hace pensar que no es necesario matar realmente al padre para superarlo, tenerlo simbólicamente o contar con él. El parricidio es simbólico, inherente a la estructura del sujeto. Ya nos lo contaba Freud en el escrito sobre “El dictamen de la facultad en el proceso el Halsmann. Halsmann fue condenado por el crimen de su padre. Su condena fue basada en la tesis del parricidio inherente a los hombres. Freud rechaza esta cuestión aludiendo que si bien el parricidio es inherente, estructural no es condición necesaria, no le va a ocurrir a todo hombre. Dice: “Justamente por su omnipresencia, el complejo de Edipo no se presta a extraer una conclusión sobre la autoría del crimen.” Seguramente lo que sí tiene todo sujeto son fantasías parricidas. Pensábamos que tal vez de esto se trate. El asesinato de Doc por los libios como la fantasía, ensoñación del asesinato del padre. De ahí al pasado

    Finalmente nos encontramos con que la escena familiar inicial, del padre humillado, sometido y la madre una “dejada”, es rescrita al final de la película. Nos encontramos con un padre escritor, una madre bella y una familia con logros.

    Más allá del carácter hollywoodense del final, nos permite pensar en la reescritura de la novela familiar. El adolescente necesita enaltecer a otra familia para poder desprenderse de la de origen. Ya sea en la realidad o en la fantasía; en la ficción Marty se construyó otra familia que le diera la opción de la exogamia.

    viernes, 8 de abril de 2011

    Acheronte

    ACHERONTA MOVEBO: EL INFIERNO Y EL INCONSCIENTE; VIRGILIO Y FREUD
    SABINA PETRELLA UNIVERSIDAD DE ExTREMADURA
    Con la cita virgiliana que sirve de epígrafe a la Interpretación de los sueños, Freud quiso aludir a la represión. En este artículo, tras un análisis de las connotaciones semánticas que la idea del infierno ha ido asumiendo en la cultura europea cristiana, se enfoca la imagen de la furia Alecto, evocada por sinécdoque en el verso virgiliano y se estudia cómo sus ricas expansiones semánticas se han mantenido vivas hasta Freud. Se llega a la conclusión de que la antítesis Superos / Acheronta, contenida en el verso de Virgilio elegido por Freud, lleva el eco y se superpone a la oposición nietzscheana Apolo/Dióniso así como las de razón/voluntad, consciente/ inconsciente, yo /ello.
    Freud, opening his Interpretation of dreams with a quotation from Virgil, wanted to allude to repression. In this article, after an analysis of the semantic connotations that the idea of hell has assumed in the christian culture of Europe, I focus on the fury Alecto, whose image is evocated through a synecdoche in the Virgil's line. I will try to prove that the rich semantic expansions emanating from Alecto were still alive in Freud's age. My conclusion is that the antithesis Superos / Acheronta, suggested in the text choosed by Freud, reminds us of Nietzsche's opposition between Apollo and Dionysus and those between reason and will, consciousness and unconsciousness, ego and id.
    La primera edición de la Interpretación de los Sueños, que, al llevar la fecha de 1900, parece inaugurar y dar una impronta al siglo venidero, se abre con un epígrafe virgiliano. El verso es el n2 312 del VII libro de la Eneida: flectere si nequeo Superos Acheronta movebo" ("Si en contra de él no puedo mover el Cielo, moveré el Infierno"). Son las palabras que Juno pronuncia cuando Júpiter se niega a complacerla en su lucha contra el acuerdo que se está estableciendo en el Lacio entre troyanos y latinos. Juno después convoca del Infierno a la Furia Alecto, que logra sembrar la discordia.
    Ninguna cita es casual y todo texto, extrapolado de su conjunto, asume nuevas acepciones en el contexto lingüístico y cultural al que viene a integrarse. Máxime en el caso de Freud y de la Interpretación de los Sueños, obra que el mismo autor siempre consideró el fundamento de sus teorías, nos vemos autorizados a avanzar una lectura del epígrafe enriquecida de significados más profundos.
    Sobre el carácter no casual de la cita no caben dudas, si tenemos en cuenta de que hay pruebas de la atención que Freud dedicaba a la elección de los epígrafes. En la carta del 4 de diciembre del 1896 a Fliess (Freud, 1994: 97-105), cuando Freud aún programaba escribir un libro sobre la histeria, comentaba así el epígrafe que lo encabezaría: "Mi psicología de la histeria será encabezada por estas altivas palabras: Introite et hic dii sunt" y en la del 4 de junio del 99 (Freud, 1994: 202- 203), también a Fliess, pero a propósito ya de la Interpretación de los Sueños "Desde que mataste mi sentimental epígrafe de Goethe para el libro de los sueños no encontré ningún otro que me convenciera. Creo que me decidiré por aludir simplemente a la represión" y es en este punto cuando opta por la cita de Virgilio.
    Las mismas palabras del autor, entonces, nos indican que "Acheronta" son los impulsos reprimidos. Trataremos de explicitar mejor, aunque sumariamente, los significados de esta metáfora a través de dos recorridos. El primero evidenciará las asociaciones semánticas y las resonancias que el término "Ache ronta" encerraba en el texto virgiliano y las que, al paso de los siglos, y a raíz de los profundos cambios del cristianismo, fueron añadiéndole diferentes lecturas. El segundo sigue los pasos de Alecto, la Furia evocada por la sinécdoque del texto virgiliano: buscaremos su presencia en textos posteriores y el valor ejemplar que dicha imagen irá asumiendo.
    Virgilio nos ofrece una descripción del inframundo en el VI libro de la Eneida, asumiendo en ella la tradición griega y enriqueciéndola d e m atices y aspectos propios d e la cultura latina. El inframundo griego se nos presenta, a través de las representaciones que de él hace por primera vez Homero en el libro XI de la Odisea, como un mundo subterráneo especular al terrenal y definido sobre todo por la ausencia de las características del mundo de los vivos: un lugar sin luz, oscuro, tenebroso, poblado d e sombras entristecidas y privadas de la posibilidad de ver. El mismo nombre griego de Plutón,Hades, (Haides) parece proceder etimológicamente de la raíz -wid del verbover y de la alfa privativa, eso es: "lugar donde no se puede ver". Todos los muertos compartían la misma condición, pues la cultura griega ignoraba el concepto de punición ultraterrenal. Los que habían cometido culpa en contra de los dioses, recibían su castigo en vida, castigo que, a través de la némesis histórica, podía abatirse también sobre sus descendientes. Algunas leyendas narran que los muertos pasan en el Hades la eterna vida ultraterrenal,vida monótona sin dolores pero también sin dichas, vidas privadas de la espera de futuro. En la cultura latina, en cambio, un juicio ultraterrenal asigna a las almas penas o premios, el Tártaro o
    los campos Elisios. Se va configurando así el inframundo como el lugar donde residen las divinidades del mal, las causas del dolor humano. En Virgilio, sin embargo,estas fuerzas del personificaciones de males y adversidades implícitas en la misma condición natural del hombre, como el dolor, las enfermedades, la vejez, la pobreza, el hambre, la muerte, la guerra, el sueño y las preocupaciones. Veámoslas:
    Vestibulum ante ipsum primisque in faucibus Orci Luctus et ultrices posuere cubilia Curae, pallentesque habitant Morbi tristisque Senectus, et Metus et malesuada Fames ac turpis Egestas, terribiles uisu formae, Letumque Labosque;
    turn consanguineus Leti Sopor et mala mentis Gaudia, mortiferurnque aduerso in limine Bellum, ferreique Eumenidum thalami et Discordia demens uipereum crinem uittis innexa cruentis' .
    (En frente del vestíbulo, al entrar en la misma hoz del Orco, El Dolor ha plantado su cubil y los Remordimientos Vengadores y los pálidos morbos y la triste Vejez. Allí el Miedo y el Hambre, maligna consejera, y la odiosa Pobreza, Espantosa de ver, y la Muerte y la Pena.
    Allí el Sueño, hermano de la muerte y los goces del ánimo maligno. Y en el umbral frontero la Guerra, portadora de la Muerte, y en sus lechos De hierro las Euménides, y la Discordia en furia, Anudados con ínfulas sangrantes sus cabellos de víboras= .
    Los primeros habitantes del infierno son, por lo tanto, el dolor, las angustias, las enfermedades, la vejez, el miedo, el hambre, la pobreza, la muerte, la pena, el sueño, los malos placeres, la guerra, los remordimientos, la discordia. Despojados de sus vestimentas mitológicas, no nos cuesta trabajo reconocer en ellos las mismas causas del malestar del hombre de todo tiempo. La representación virgiliana del inframundo se transmite a lo largo de los siglos hasta la resistematización que de ella hacen los cristianos. A medida que el infierno se va definiendo por oposición al paraíso, asume características más radicales y extremas: al sumo bien se contrapone el sumo mal, a la felicidad eterna, el eterno sufrimiento; a la infinita luz, las oscuras tinieblas. Por tanto el diáfano mundo plutónico se va coloreando de foscas tintas, de hórridas imágenes plásticas, de voces y gritos desgarradores. Allí encontrarán lugar —y en primera línea— representaciones de males de origen moral, sufrimientos originados por la falta de alineación del individuo a códigos de comportamientos sociales y morales.
    En la obra Invectiva in Rufinum, del poeta pagano del siglo IV Claudio Claudiano, encontramos esta enumeración d e fuerzas infernales:
    ................. nutrix Discordia belli, imperiosa Fames, leto uicina Senectus inpatiensque sui Morbus Liuorque secundis anxius et scisso maerens uelamine Luctus et Timor et caeco praeceps Audacia uultu et Luxus populator opum, quem semper adhaerens infelix humili gressu comitatur Egestas, foedaque Auaritiae conplexae pectora matris insomnes longo ueniunt examine Curae. Conplentur uario ferrata sedilia coetu toruaque conlectis stipatur curia monstris3 .
    (...Discordia, productora de guerras, el Hambre imperiosa, la Vejez cercana a la muerte y la Enfermedad insoportable para sí misma, y la Envidia preocupada por el éxito ajeno y el Luto dolorido con su desgarrada vestidura y el Temor y la Audacia precipitada con su ciega mirada y el Lujo derrochador de bienes a quien siempre acompaña de cerca la Indigencia infeliz, con rastrero paso y en larga fila llegan las Preocupaciones insomnes abrazando el horrible pecho de la Avaricia, su madre. Ocupan asientos de hierro en multiforme asamblea y una siniestra corte se llena de monstruos reunidos)' .
    ` C. Claudianus, Invectiva in Rufinum, 1, 30-40. Todas las traducciones son mías si no se indica lo contrario.
    Volvemos a encontrar aquí la discordia, el hambre, la vejez, la enfermedad, el dolor, el miedo, la pobreza y las angustias. Aparecen, sin embargo, otras figuras: la envidia (livor), la osadía (audacia) el lujo (luxus) y la codicia (avaritia), que aluden a una ética más cercana al cristianismo y que volveremos a encontrar reinterpretadapor el genio de Dante en la Divina Comedia. Pero Dante contó con una fuente más cercana a su tiempo y a su espíritu: la reestructuración tomista de la moral aristotélica con los aportes del filón neoplatónico de la cultura de la Edad Media. A esta última pertenece el doctor teologiae Alanus de Insulis, conocido también como Alain de Lille. En su Anticlaudianus, escrito en oposición al Claudianus del In Rufinum, encontramos reunidas las siguientes fuerzas demoníacas:
    Ad cuius nutus glomerantur in unum Tartarei proceres, rectores noctis, alumni Nequitiae, fabri scelerum, culpaeque magistri, Damna, doll, fraudes, perjuria, furta, rapinae, Impetus, ira, furor, odium, discordia, pugnae, Morbus, tristities, lascivia, luxus, egestas, Luxuries, fastus, livor, formido, senectus. Is scelerum turbo. vitiorum turba, malorum Conventus, numerosa lues et publica pestis, Tartareas ruit in sedes, ubi regnat Erynnys, Imperat Alecto, leges dictante Megera5
    (...a su gesto se reúnen los próceres del Tártaro, los regidores de la noche, los alumnos de la nulidad, los fabricadores de delitos, los maestros de la culpa, los daños, los engaños, las fraudes, los perjurios, los hurtos, las rapiñas, el impulso, la ira, el furor, el odio, la discordia, las batallas, la enfermedad, las tristezas, la lascivia, el lujo, la pobreza, la lujuria, el fausto, la envidia, el miedo, la vejez. Este torbellino de crímenes, esta turba de vicios, congreso de males, variada peste y pública epidemia se precipita a las sedes del Tártaro donde reina Erinia, domina Alecto, mientras que Megera dicta leyes).
    En el texto de Alanus ya se ha producido el pasaje desde las representaciones de las fuerzas malignas como personificaciones de las adversidades que azotan a todos los hombres en cuanto inherentes a la condición humana, hasta la representación de los males como los mismos pecados, "los alumnos de la nulidad, los fabricadores de delitos, los maestros de la culpa". Tales son los daños, los engaños, los fraudes, los perjurios, los hurtos y las rapiñas, culpas cometidas en contra de la sociedad, y el im pulso, la ira, el furor, el odio, las tristezas, la lascivia, la lujuria, el fausto, culpas cometidas en contra de Dios. Ninguna de ellas aparecía en el texto de Virgilio ni en el de Claudiano, con la excepción tal vez de "impetus" que parece corresponder a la precipitada y ciega audacia de Claudiano.
    En la poderosa síntesis enciclopédica que Dante cumple en su Divina Comedia, en una geografía del inframundo completamente rediseñada, encuentran lugar los monstruos y los personajes del mundo de Plutón, pero estamos ya inmersos de lleno en la cultura europea occidental. Las almas del Infierno dantesco comparten todas la culpa de haberse dejado arrebatar y arrastrar por los instintos y de no haberse arrepentido suficientemente. Quien quiera acercarse a la DivinaComediacon instrumentosinterpretativosde origen psicoanalítico, encontrará juego fácil al reconocer la pulsión del inconsciente en ese "talento" en el que Dante identifica la causa de la perdición de los pecadores, y no sólo de los lujuriosos, pues los primeros pecadores que se presentan a Dante son los incontinentes,
    aquellos "che la ragione sommettono al talento": la razón sometida al deseo7 . En el hombre, criatura divina, no puede caber el mal, según Dante, sino solo el amor. En el Infierno el amor, fuerza primigenia del hombre, en la cual los freudianos podrían reconocer la pulsión primaria, la libido, aparece en cuanto amor distorsionado, amor desajustado. La distorsión del amor puede producirse por exceso, por incontinencia, como en los lujuriosos, golosos, avaros o pródigos e iracundos, o por malicia. La malicia, el amor falso, dirigido en contra del bien, se puede presentar como violencia o como fraude. Dante ordena las culpas de la más leve a la más grave, de la más tolerada socialmente a la más inadmisible. El infierno es un profundo abismo de forma cónica. Su origen se produjo al retirarse la tierra cuando Lucifer, una vez derrotado, fue arrojado por Dios sobre ella hasta llegar a situarse en su centro, en el punto más alejado de Dios. Los más cercanos a Lucifer, personificación del sumo mal o de la voluntad de poderío, son aquellos que han cedido a las pulsiones o a la fuerza del amor distorsionado, de forma consciente y voluntaria, los más alejados son los incontinentes, los que tuvieron escasa capacidad de
    autocontrol.
    Se hace notar que entre los males del alma el primero es el impetus. La palabra ya en el latín clásico está asentada en su uso translaticio; en el sintagma animi impetus tenía la significación de "pasión", "deseo violento e incontrolahle", instinto o, si se quiere traducirlo al lenguaje freudiano, "pulsión".
    Dante Alighieri, La Divina Commedia, Inf., V. 39.

    El infierno diseñado por Dante ha cristalizado como tópico en la cultura europea occidental, tanto culta como popular, hasta llegar a suplantar las pálidas imágenes del reino de Hades. El infierno aparece como el reino del amor mal dirigido, el reino de la libido en sus expresiones más nefastas, de las pulsiones no reprimidas, el reino, en fin, del inconsciente. Con la cita virgiliana Freud alude a este infierno y denuncia su intención, c o n la Interpretación de los sueños, de aprestarse a escudriñar en el fondo del ánimo humano en búsqueda de esas fuerzas, esos instintos, comúnmente y no por casualidad llamados "bajos" (y no "malos"), que pueden llevar al hombre a la perdición en sentido religioso o a conflictos tratables en sede psicoanalítica.
    Sin embargo, mientras las pulsiones negativas, los bajos instintos, permanecen encerrados en lo más profundo de la psique, en la parte más angosta del embudo infernal, no ponen mayores problemas. La cita virgiliana del epígrafe a la Interpretación de los Sueños alude en cambio a la circunstancia dramática en que las pulsiones afloran a lo consciente, en que las fuerzas del mal salen de Acheronta y rompen una situación de equilibrio. Responsable de este terrible desajuste es la furia Alecto. Autorizada por Juno —es decir, por voluntad divina,— Alecto inspira en la reina de los latinos un furor dionisíaco y en el pueblo, una irrefrenable sed de guerra.. En la Eneida, Alecto aparece como responsable de crímenes nuevos respecto a los que la tradición le atribuía.
    Junto con Megera y Tesifone, Alecto representa la imagen mitológica de las Furias. En el mundo clásico las Furias eran las atormentadoras de los culpables, personificaban los sufrimientos originados por el sentimiento de una culpa cometida, y sobre todo perseguían con tormentos internos y remordimientos a los parricidas; eran, en fin, la personificación de la mala conciencia. Si se piensa, por lo tanto, en la centralidad que ha tenido en el trabajo de Freud el sentido de culpa relacionado al complejo de Edipo, la citación virgiliana adquiere el significado que aquí se le quiere atribuir.
    Las Furias o Erinias nacieron de la Madre Tierra en la tremenda circunstancia de la castración de Urano, el gran Dios que devora a sus propios hijos para no perder el trono. La diosa Tierra, su esposa, arma con una hoz a su hijo Cronos y lo convence para que la use en contra del padre. Así cuenta Hesíodo en la Teogonía el terrible episodio:
    "Madre, puedo yo ofrecerme para cumplir este acto, Ya que de nuestro execrable padre no me preocupo, Pues él fue el primero en cometer actos infames. "
    Así habló e inmensamente se alegró Gea prodigiosa en su corazón y le escondió en acecho. Puso en su mano una hoz de agudos dientes y disimuló todo el plan. Vino el grande Urano conduciendo la noche y en rededor de la Tierra, ansioso de amor, se envolvió expandiéndose todo, mas del acecho extendió el hijo suyo la mano izquierda y con la diestra aguantando la terrible hoz enorme y de agudos dientes, los genitales del padre segó en un solo instante y lejos los arrojó por detrás de él. Mas no en balde cayeron de su mano. Pues cuantas gotas de sangre salpicaron, todas las recogió Gea; Luego al pasar de los años, dio a luz a las poderosas Erinnias..."
    Anteriores a Júpiter y a los dioses olímpicos, pertenecientes al más antiguo mundo religioso griego, las Erinnias, nacidas del primer gran parricidio, representaciones mitológicas del eterno drama competitivo que preludia al de Edipo, nunca dejarán de suscitar el sentimiento de horror pánico, sobrehumano, trágico, que atormenta a los que se manchan de delitos inconfesables hasta el punto de la locura. Son viejas; sus atuendos, grises; su piel, negra; sus cabellos, de serpiente; sus manos, armadas de antorchas y látigos; sus espaldas, con alas de murciélago; sus pies, de bronce; su voz, mugido o ladrido; sus ojos, inyectados de sangre; su mirada, fija y amenazadora. Se les llama las oscuras, las negras, las homicidas. Son Alecto, el furor; Tesífone, la venganza; Megera, la ira envidiosa.
    Hemos visto que Virgilio las coloca en el Erebo (Aen., VI, 280), en sus lechos de hierro y atribuye a Alecto un papel nuevo, el de subvertidora del orden social. "Si no puedo mover el Cielo moveré Aqueronta" y de Aqueronta surge Alecto para sembrar la discordia entre troyanos y latinos y retardar la misión pacificadora universal que el imperio de Roma está llamado a cumplir en la historia. En la visión ética de Virgilio no hay culpa más grande. De aquí en adelante la figura de Alecto estará siempre fuertemente relacionada con las representaciones demoníacas. Se diría que donde haya fuerzas oscuras, malignas e incontrolables, allí está Alecto, organizándolas. En la obra citada de Claudiano reaparece Alecto, igualmente llamada a sostener la labor de Rufino, encarnación de todos los males. Estimulada por la envidia al ver cómo la paz reinaba en el mundo,
    Alecto llama a congreso a todas las fuerzas del mal que viven en el Erebo:
    " Hesícxio, 7eogonía, vv. 170-183.

    Inuidiae quondam stimulis incanduit atrox Allecto, placidas late cum cerneret urbes. Protinus infernas ad limina taetra sorores, concilium deforme, uocat. Glomerantur in unum innumerae pestes Erebi, quascumque sinistro Nox genuit fetu9
    (Cierta vez la oscura Alecto ardió de envidia, al ver en derredor las ciudades en paz. Rápidamente convoca a las infernales hermanas, para una horrible reunión, ante las oscuras puertas. Se reúnen las innumerables calamidades de Erebo, todas aquellas a quienes la Noche dio a la luz por siniestro parto)
    Esta misma imagen de Alecto como subvertidora del orden social, como motor del desequilibrio, resuena en la obra citada de Alanus de Insulis Anticlaudianus. Aquí la Naturaleza llama a congreso a todas sus hermanas celestiales, superas, con el fin de dar vida a un hombre perfecto. Acuden Concordia, Abundancia, Benevolencia, Juventud, Alegría, Pudor, Modestia, Razón, Honradez, Decoro, Prudencia, Piedad, Fe, Generosidad y Nobleza. Participan en la obra las artes del trivium Gramática, Retórica y Dialéctica y las del quadrivium Aritmética, Música, Geometría y Astronomía, con el aporte ineludible de Teología y Sapiencia. En la construcción de este hombre nuevo y perfecto se llama a participar a todas las fuerzas y a todos los impulsos vitales. Ahora bien, volvemos a encontrar aquí como principal antagonista a Alecto y a sus divinidades malignas:
    Jam perfectus erat in cunctis coelicus ille Et divinus homo, jam lubrica fama per orbem Naturae clamabat opus, jam rumor in aures Multorum dilapsus erat; cum tristis ad istos Horruit Alecto rumores, nec tamen illis Praebuit assensus faciles, se credere tandem Cogitur invita, cum res et fama peroret. Ergo domos Languere dolet, gemitusque silere Ingemit, atque suos luget torpescere luctus. Cum laetetur homo plorat, cum rideat orbis, Luget, languescit; cum mundus floreat, aret . Cum vireat virtus, cum res humana virescat, Marcescit; cum regnet homo, proscribitur illa. Ergo suas pestes pestis praedicta repente Convocat; 1 '
    C . Claudianus, Invectiva in Ruf:num, 1, 25-30 10 Alanus de Insulis, Anticlaudianus. De oficio vira Boni et perfecta, VIII, III, 1- 15.
    (Ya había sido perfeccionado en su totalidad aquel hombre divino y celeste, ya la rápida fama aclamaba la obra de la Naturaleza a través del orbe, ya el rumor había llegado a los oídos de muchos, cuando la triste Alecto quedó horrorizada por estos rumores sin darles todavía fácil crédito, sin embargo, aun a pesar suyo, se ve obligada a creerlos cuando la voz y la evidencia de los hechos insisten.
    Luego lamenta que las casas estén tranquilas y se duele al silencio de los gemidos y llora ante el acallarse del duelo. Llora mientras el hombre se alegra, solloza y languidece mientras el orbe ríe, se mustia mientras el mundo florece. Mientras la virtud se refuerza, mientras las cosas humanas se fortalecen, ella se marchita; mientras reina el hombre, ella es vetada. Así pues la dicha calamidad convoca a sus calamidades súbitamente ).
    Alecto es la representación de todos los impulsos subvertidores del orden social y divino. Es la personificación de todos los males, está "triste", "llora", "solloza", "languidece", "se mustia", "se marchita", es causa de todos los sufrimientos humanos y encarna también —desde la perspectiva cristiana- el mayor obstáculo a la salvación. Así también la ve Dante, que la coloca al cuidado de la ciudad de Dite, la parte más profunda del infierno. Allí están los pecados que paralizan la voluntad y hacen perder la esperanza de salvación. La visión de las Erinnias hace temblar a Dante, que busca protección en Virgilio:
    dove in un punto furon dritte ratio ire furie infernal di sangue tinte, che membra feminine avieno e atto,
    e con idre verdissime eran cinte; serpentelli e ceraste avean per crine, onde le fiere temple erano avvinte.
    E quei, che ben conobbe le meschine de la regina de l'eterno planto, -Guarda-, mi disse, -le feroci Erine.
    Quest'é Megera dal sinistro canto; quella che piange dal destro e Aletto; Tesifón enel mezzo.; e tacque a tanto.
    Con l'unghie si fendea ciascuna it pesto; battiensi a palme, e gridavan si alto, ch'i' mi strinsi al poeta per sospetto" .
    " Dante Alighieri, Divina Commedia,Inf., C. IX, w. 37-51, en Obras Completas de Dante Alighieri, traducción de Nicolás González Ruíz, Madrid: La Editorial Católica, 1965.
    (...Apareciesen súbitamente, en un punto, tres furias infernales, tintas en sangre,, con figuras y ademanes femeninos, coronadas de hidras muy verdes. Sus cabellos eran culebras y cerastas, con las que ocultaban las sienes lívidas. Y aquél que bien conocía a las siervas de la reina del eterno llanto me dijo:" Mira, las feroces Erinnias. La del lado izquierdo es Megera, la que llora a la derecha es Alectón, y Tesifone la de en medio. Dicho esto, se calló. Cada una de ellas se desgarraba el pecho con las uñas, se golpeaba con las manos y gritaba tan fuerte que me acerqué atemorizado al poeta)'2 .
    Hemos llegado aquí a un primer punto de conclusión. La oposición furia - orden social del mundo clásico, que concebía a la furia como locura ocasionada por el sentido de culpa y por el remordimiento que persigue a los que se manchan de delitos contra la familia y en general infringen la racionalidad de las leyes humanas, es decir, la oposición furia - razón, se ha ido deslizando hacia un plano teológico, donde la furia se contrapone a la fe, es origen y causa de todos los males, es vedada en la comunidad humana y condenada al destierro, ya que el que cae presa de ella no tiene esperanza alguna de salvación.
    Así demonizada, la furia adquiere un significado emblemático, personificación de una fuerza poderosa que resiste al dominio de lo consciente, del orden social y del orden divino. Es la concepción de la furia ligada a la raíz fur- de furor, el furor pánico que atemoriza a los hombres Su representación suele aparecer en contextos áulicos, la furia se apodera de los héroes, su inspiración es divina; su manifestación, dramática; su desenlace, catártico.
    Todo esto hace que se le puedan atribuir a la furia también connotaciones positivas cuando la subversión del orden moral y social es vista como algo deseable, paso ineludible para la construcción de un nuevo equilibrio. Es en este sentido en el que Freud se propuso evocar a Alecto, mover Acheronta para provocar una tempestad necesaria al éxito de su terapia.
    Para apoyar esta tesis es posible ir más allá, aducir a Nietzsche y avanzar la hipótesis de que el binomio virgiliano Superos /Acheronta lleva el eco y se superpone a la oposición nietzscheana Apolo / Dioniso, oposición que arrastra consigo las de razón / voluntad, consciente / inconsciente, yo / ello.
    En la época de Freud, después de siglos de cristianismo y después de Nietzsche, a la idea de Dioniso, de los ritos bacanales, de la lujuria desenfrenada, se asocia directamente la idea de pecado y de ahí, por contigüidad metonímica, se evoca la idea del infierno, como el efecto por la causa. "Dióniso es también, como se sabe, el dios de las tinieblas" 13 , dice Nietzsche. Se recordará que Alecto, en el VII libro de la F_neida, al que pertenece el verso de la cita, lo primero que hace es inspirar a Amata, la esposa de Latino, una furia orgiástica que la lleva a actuar como una bacante:
    talem inter siluas, inter deserta ferarum reginam Allecto stimulis agit undique Bacchi."
    Y en el libro décimo:
    Nunc etiam manis (haec intemptata manebat Sors rerum) movet et superis inmissa repente Allecto medias Italum bacchata15 per urbes."'
    En cuanto a la influencia del pensamiento de Nietzsche sobre la cultura del siglo XX es tan amplia y está tan bien documentada que resulta ya indiscutible. El mismo nacimiento de la psicología dinámica moderna no puede entenderse fuera del contexto del nuevo clima cultural europeo de finales del siglo XIX, que encuentra en Nietzsche su principal exponente.
    Nietzsche concibe el inconsciente como la sede de pensamientos confusos, de emociones, de pulsiones, el lugar donde siguen viviendo las etapas primitivas del individuo y de la especie. Las conexiones alógicas son características de los sueños y de la psique humana en sus estadios más primitivos y el inconsciente es lo que queda del espíritu dionisíaco antes de que la etérea, lúcida racionalidad apolínea lo arrastre y acorrale fuera del dominio de lo consciente. Entre las pulsiones dionisíacas, Nietzsche coloca la necesidad de placer y la necesidad de lucha, la pulsión sexual y la pulsión del conocimiento, pero indica que es la voluntad de poder la pulsión predominante.
    'i F. Nietzsche. EcceHomo.Introducción, traducción y notas de A. Sánchez Pascual. Madrid: Alianza Editorial. El Libro de Bolsillo, núm. 346. pag.109. " P. Vergilius Maro, Aeneis.7.405-406 ("Así Alecto va aguijando a la reina sin cesar con el furor de Baco/ a través de los bosques, por entre las desiertas guaridas de alimañas" [traducción de J. de Echave-Sustaeta. 1992]).
    15 Cursivas mías O En Aen 10.39-41 ("Y ahora Juno hasta llega a perturbar las sombras/ - era la única
    parte que quedaba/ intacta todavía — y Alecto, irrumpiendo en el mundo de los vivos,/ atraviesa frenética las ciudades de Italia [traducción de J. de Echave-Sustaeta, 19921).
    En la lucha de las pulsiones entre sí se fundamentan los conceptos nietzscheanos del nacimiento de la conciencia y de la civilización. El hombre primitivo, animado por el espíritu dionisíaco, era, según Nietzsche "la magnifica, bestia rubia que vagabundea codiciosa de botín y de victoria" (Nietzsche, 1972: 47), la bestia a la que la supremacía del espíritu apolíneo y la constitución de la sociedad humana obligó a descargar sus pulsiones hacia el interior originando el sentido de culpa
    y la infelicidad del hombre". El hombre sufre porque está cohibido entre su falsa moral y sus pulsiones agresivas animales.
    El camino hacia la constitución del ultrahombre8 es parecido al camino del psicoanálisis:el camino necesario para superar ese conflicto.El individuo debe deshacerse de todos los valores establecidos por la falsa moral común, debe actuar como el tópico de Alecto subvertidora sugiere, debe sentir que todas las pulsiones violentas,antes inhibidas,se hinchan dentro de él en una ola poderosa y liberadora hasta llegar al punto en que se siente libre, incluso para perdonar a su enemigo. El ultrahombre nietzscheano es fuerte y poderoso y al mismo tiempo generoso hacia los débiles; después de establecer una nueva escala de valores, vive en armonía con el mundo bajo el amparo de una ley moral suprema.
    También para Freud el inconsciente es el lugar de las pulsiones salvajes que no encuentran vía de salida. El mismo concepto del ello proviene de Nietzsche; léase a este propósito el capítulo "De los despreciadores del cuerpo" en Así habló Zaratustra, donde la contraposición entre el Yo y el sí-mismo es clarificadora (Nietzsche, 1983: 60-61) :
    Lo que el sentido siente, lo que el espíritu conoce, eso nunca tiene dentro de sí su término. Pero sentido y espíritu querrían persuadirte de que ellos son el término de todas las cosas: tan vanidosos son.
    Instrumentos y juguetes son el sentido y el espíritu; tras ellos se encuentra todavía el sí-mismo.
    1..1
    Detrás de tus pensamientos y sentimientos, hermano mio, se encuentra un soberano poderoso, un sabio desconocido —llámase sí- mismo. En tu cuerpo habita, es tu cuerpo.
    1...1 Tu sí-mismo se ríe de tu yo y de sus orgullosos saltos
    Véase a este propósito todo el capítulo 16. tratado II de Nietzsche, 1972: 95 y siguientes.
    ` Se prefiere el término "ultrahombre". de acuerdo con Gianni Vattimo. para evitar las acepciones erróneas con que ciertas interpretaciones nietzscheanas han cargado el más usado "superhombre".

    Se podría afirmar que el neurótico, después de un psicoanálisis con éxito positivo, ha recorrido el mismo camino del ultrahombre: ha dejado flotar sus pulsiones reprimidas, ha revisado los falsos valores, ha llegado a la posesión de un equilibrio moral, síntesis suprema entre sus necesidades y las de la sociedad civil. La Interpretación de los sueños es por lo tanto el desencadenamiento de las furias de Alecto, es mover a Acheronta,es despertar las pulsiones dionisíacas en contra de la racionalidad apolínea de las divinidades celestiales para abrir el caminoa la constituciónde
    un nuevo individuo y de una nueva civilización. ¿En contra de quién no se puede doblar el Cielo y habrá que
    mover a Acheronta? En contra del hombre neurótico, el hombre que sufre, todo hombre de la civilización europea moderna agobiado por las insolubles contradicciones históricas e individuales. Dice Nietzsche en el capítulo arriba citado (Nietzsche, 1983: 61-62):
    [...1también vuestro sí-mismo quiere morir y se aparta de la vida. Ya no es capaz de hacer lo que más quiere: -crear por encima de sí. [...]
    1...1para hacer esto, sin embargo, es ya demasiado tarde para él: - por ello vuestro sí-mismo quiere hundirse en su ocaso.
    Es decir: quiere descender al Acheronta
    Los instrumentos apolíneos de los cuales se había servido hasta entonces la civilización cristiana y europea, con los cuales había construido el pensamiento racional y científico, ya se debilitan y muestran su impotencia. Freud desenmascara la falsa unidad de la conciencia, advierte que ya no le son suficientes los Superos para explicarla complejidaddel individuo.No queda otra vía que desencadenar las furias de Acheronta.
    La imagen de la furia y sus ricas expansiones semánticas se han mantenido vivas en la cultura europea hasta Freud e incluso después de él. Buscar sus huellas es tarea para otro trabajo. Baste aquí haber demostrado su fertilidad y sus potencialidades en una lectura psicoanalítica. En forma de apostilla reportamos sólo la que, por lo que nos consta, es la última aparición de Alecto en las palabras llenas de ecos nietzscheanos de la novela de Salman Rushdie titulada precisamente,Fury:
    "Life is fury. Fury-sexual. Oedipal, political, magical, brutal (—) drives us to our finest heights and coarsest depths. This is what we are, what we civilize ourselves to disguise the terrifying human animalin us",theexalted,transcendent,self-destructive, untrammeled lord of creation. We raise each other to the heights of joy. We tear each other limb from bloody limb " 20 .
    (La vida es furia. Furia sexual, edípica, política, mágica, brutal (...) nos conduce a nuestras más hermosas alturas y más vulgares profundidades. Esto es lo que somos, a lo que nos acomodamos civilizándonos para disfrazar la terrible bestia humana que llevamos adentro, el exaltado, transcendente, autodestructivo, irrefrenable señor de la creación. Nos elevamos unos a otros hasta las alturas de la dicha. Nos destrozamos unos a otros miembro a miembro cruentamente).
    REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
    Alanus de Insulis, Alani de Insulis Anticlaudianus sive de oficio viri honi etperfecti libri novem, Patrologia latina, vol 210, (Cod. 0481).
    Alighieri, D. (1965) Divina Cominedia (traductor: N. González Ruíz) en Obras Completas de Dante Alighieri, Madrid: La Editorial Católica.
    Arrighetti, G. (1984) Esiodo. Teogonia, Milano: Rizzoli. Echave-Sustaeta, J. de (1992) Virgilio Eneida, Madrid: Editorial Gredos. Ellenberger, H.F. (1976) La scoperta dell'inconscio, Torino: Bollati
    Boringhieri. Freud, S. (1971) La interpretación de los sueños (traductor: Luis lópez
    Ballesteros y de Torres) Madrid: Alianza Editorial. Freud, S. (1972) Nuevas aportaciones a la interpretación de los sueños,
    Madrid: Alianza Editorial. Freud, S. (1994) S. Freud, Cartas a Wilhelm Fliess (1987-1904)
    (traductor: J.L. Etcheverry) Buenos Aires: Amorrortu Editores. Jung, C.G. (1971) Gli archetipi dell'inconscio collettivo (traductor: E.
    Schanzer, A Vitolo) Torino: Boringhieri. Levy, H. (1935) The Invective in Rufinum, diss. Geneve- New York. Levy, H. (1971) In Rufinum, Decatur: GA. Nietzsche, F. (1968) Al di lá del bene e del male, en Opere di F.
    Nietzsche, Milano: Adelphi. Nietzsche, F. (1972) Lagenealogía de la moral (traductor: A. Sánchez
    Pascual) Madrid: Alianza Editorial. Nietzsche, F. (1978) La nascita della tragedia, Bari: Laterza. N ietzsche, F . (1983) A sí habló Zaratustra (traductor: A . Sánchez
    Pascual) Madrid: Alianza Editorial. Rushdie, S. (2001) Fury, Random House.
    ' Cursivas mías En la solapa de Rushdie, 2001.
    Universidad de Huelva 2009